Ícaro
Finalmente, cerrando las
ramificaciones recientes o spin-offs,
surge el proyecto Ícaro.
Tras las primeras pláticas con los
lectores de la tesina, entre las reflexiones que surgen sobre la elaboración y
destrucción del proyecto, de las asperezas, de las pérdidas, de las ganancias,
se menciona el símil del mito de Ícaro,
de cuando el hijo de Dédalo, que en
su engolosinamiento de la capacidad de vuelo, llega tan cerca del sol que sus
alas de cera se le derritieron y cayó.
En la versión del CDI, el vuelo y la pasión se resumen
externos de la leyenda del Conejillo,
sino en su proceso y su elaboración, teniendo el proyecto de proporciones
solares para que cuando el astro decide, todo se venga abajo épicamente. La
creación del proyecto como si fuera el máximo vuelo solo para que Iván González
decidiera que éste debía desaparecer y todo se quebrantara con la caída.
Así que de estas ideas pesimistas
surge Ícaro como proyecto
performático exento de la historia y el proyecto del CDI, pero paralelizado por el móvil mencionado.
Ícaro es una pieza performática de veinte
minutos (aproximadamente) para tres pantallas, encontrando aquí la raíz del
medio en las propuestas del acto 4.2 La
Experimentación, para ser interpretado por un bajista, un saxofonista y un
cantante de metal, y tiene una lógica progresiva en cuanto a la composición
sonora, yendo de la tranquilidad al caos y la muerte (no hablando
literalmente). Es un poema sobre la caída de la decisión de ser artista, de sus
celos, de sus desprecios, y de sus decepciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario